detectores de calor de estilo antiguo
Los detectores de calor de estilo antiguo representan un componente fundamental de los sistemas tempranos de detección de incendios, actuando como guardianes confiables de la seguridad de personas y propiedades durante muchas décadas. Estos dispositivos funcionan según principios mecánicos simples pero efectivos, utilizando normalmente métodos de detección por temperatura fija o por tasa de aumento. Los detectores por temperatura fija se activan cuando la temperatura ambiente alcanza un umbral predeterminado, generalmente entre 135°F y 165°F. Por otro lado, los detectores por tasa de aumento se disparan cuando detectan un incremento rápido de la temperatura, usualmente de 15°F o más por minuto. El mecanismo principal suele incluir tiras bimetálicas que se doblan al calentarse o cámaras de aire que se expanden con el aumento de temperatura. Estos detectores destacan en entornos donde la detección de humo podría ser poco práctica, como cocinas, garajes o espacios industriales donde son comunes el polvo y los vapores. Su construcción robusta incluye típicamente carcasas resistentes a las condiciones climáticas, lo que los hace adecuados tanto para aplicaciones interiores como exteriores. Aunque son más simples que los detectores electrónicos modernos, estos dispositivos siguen demostrando su utilidad gracias a su fiabilidad, bajos requisitos de mantenimiento y capacidad de funcionar sin energía eléctrica, lo que los hace particularmente valiosos en zonas donde la estabilidad del suministro eléctrico es una preocupación.